INFILTRACIÓN EN EL VATICANO
Parte 3
GRAVE INFILTRACIÓN EN
LA IGLESIA
Profecías, Jerarcas y Escritores la confirman
Profecías, Jerarcas y Escritores la confirman
¡Los
“siervos del mal” quieren su ‘Concilio Vaticano III’ para concluir la
demolición de la Iglesia!
(Ap.13,11-13 Son "Los corderos que hablan como la bestia y están totalmente a su servicio")
Presentado
por http://antiiglesia.blogspot.mx
Satán reinó en el Concilio Vaticano II
La revolución
satánica gana momentum en el Concilio Vaticano II: “el Concilio que trajo
discordia, desunión y la pérdida de almas”
"Repito, hijos Míos, como os He dicho en el
pasado, que el gran Concilio fue manipulado por satanás. Él se sentó allí
entre vosotros y os trabajó como un tablero de ajedrez.
"¿Qué podéis hacer ahora para
recuperaros? Es sencillo, hijos Míos: regresad y empezad de Nuevo con las bases
que os han sido dadas. Debéis devolver el respeto a vuestro
sacerdocio. Debéis devolver el respeto a vuestro Santo Padre, el Papa
Pablo VI!" – Nuestra Señora, 15 de Mayo, 1976
(Agradecimientos
sinceros al Padre Paul Kramer por su libro, The Devil’s Final Battle (La Batalla Final del
Demonio), del cual muchas de las siguientes citas fueron tomadas).
La
revolución satánica gana momentum en el Concilio
La palabra
“revolución” ha sido empleada numerosas veces para describir el Vaticano
II. Durante el debate sobre la Constitución Litúrgica
en el Concilio, el Cardenal Ottaviani preguntó, “¿Están estos Padres
planeando una revolución?”
En cuanto a los
cambios hechos desde el Vaticano II, el Profesor James Daly escribió:
Una cosa es llevar a cabo una revolución, y otra muy diferente es
lograrlo y luego tener el atrevimiento de pretender que nada “sustancial”
cambió. Ganar no es suficiente para nuestros Roberpierres litúrgicos;
ellos deben seguir adelante para declarar que ellos nunca usaron la guillotina.[1]
Aparentemente, la revolución se inició tempranamente. Según Anne Muggeridge (la nuera del famoso periodista y Católico converso, el británico Malcolm Muggeridge), en The Desolate City (
·
HASTA LOS SANTOS
REPRUEBAN LA “MISA MODERNISTA” DEL CONCILIO VATICANO II
El Santo Padre Pío no
aceptaba la “misa modernista”, sino la de San Pío V.
Antes
del fin del Vaticano II, en Febrero de 1965, alguien le anunció al Padre Pío
que pronto él tendría que celebrar un Nuevo rito, en idioma vernáculo, el cual
había sido ideado por una comisión litúrgica conciliar. Inmediatamente, aún
antes de ver el texto, él le escribió al Papa Paulo para solicitarle ser
dispensado del experimento litúrgico, y que se le permitiera continuar
celebrando la Misa de San Pío V. Cuando el Cardenal Bacci llegó a verlo para
entregarle la autorización, el Padre Pío dejó escapar una queja en la
presencia del mensajero del Papa: "Por
amor de Dios, terminen el Concilio rápidamente."
Varios años
después del Vaticano II, el 12 de Abril, 1970, la Hermana Lucía advirtió de:
"una desorientación
diabólica invadiendo el mundo y mal guiando a las almas". El 16 de Septiembre, 1970, ella le escribió a una
amiga religiosa, la Madre Martins, quien había sido su compañera en Tuy en el
noviciado de las Hermanas Doroteas. Recientemente la Madre Martins había sido
fuertemente probada con una enfermedad:
...Yo también, no me estaba sintiendo muy bien de mi corazón, mis ojos,
etc.; pero es necesario para la
Pasión de Cristo; es necesario que Sus miembros sean uno con
Él, a través de dolor físico y a través de la angustia moral. Pobre el
Señor, Él ha salvado a tantos con tanto amor ¡y es tan poco comprendido! Es
doloroso ver una desorientación tan grande y en tantas personas que ocupan
lugares de responsabilidad... De nuestra parte, hasta donde podamos,
debemos tratar de hacer reparación por medio de una unión aún más íntima con el
Señor; e identificarnos nosotros mismos con Él para que Él pueda estar dentro
de nosotros como la Luz
en un mundo sumergido en la oscuridad de error, inmoralidad y orgullo. Me
duele ver lo que usted me cuenta, ¡ahora que eso está sucediendo allá...!
Es debido a que el demonio ha tenido éxito en
infiltrar el mal bajo un manto de bien, y los ciegos comienzan a guiar a otros,
como el Señor nos dice en Su Evangelio, y las almas se están dejando engañar... Por este motivo es que el demonio ha librado tal
guerra ¡contra [el Rosario]! Y lo peor es que él ha tenido éxito en
llevar las almas al error y al engaño; ¡las almas quienes tienen una gran
responsabilidad dentro de los puestos que ellas ocupan...! Ellas pertenecen a
hombres ciegos mal guían a otros hombres ciegos...
La "gran desorientación y en tantas
personas quienes ocupan puestos de responsabilidad " mencionada por la Hermana Lucía es una
referencia a la desorientación dentro de la Jerarquía de la Iglesia Católica.
Vaticano II y los
herejes
El Obispo Helder
Camara alabó al Papa Juan XXIII por su “valentía en nombrar durante la
víspera del Concilio, como expertos conciliares, a muchos de los más grandes
teólogos de nuestros días. Entre los que él nombró hubo muchos
quienes emergieron de las listas negras de sospecha.” En otras
palabras, de las censuras y las condenaciones de Pío XII y la Santa Sede. Hubo herejes entre
los que aconsejaban y ayudaban a los obispos a hacer un borrador de los
documentos del Vaticano II.
TESTIMONIOS DEL APODERAMIENTO DE LAS POSICIONES DE LAS
ALTAS COMISIONES CONCILIARES DE ENTRE LOS MISMOS “INNOVADORES” –LOS INFILTRADOS
DEL MODERNISMO- PARA QUE LOS DOCUMENTOS DE LAS MESAS DE TRABAJO DEL CONCILIO
FUERAN ESCRITOS, Y POR TANTO MODIFICADOS, POR LOS MODERNISTAS, CONFORME A SUS
PRETENSIONES DE DEMOLICIÓN DE LA IGLESIA TRADICIONAL.
El Padre Paul
Kramer reportó en su libro, The Devil’s Final Battle (La Batalla Final del
Demonio) que:
El 13 de Octubre de 1962, el día después de que los dos observadores
comunistas llegaron al Concilio, y en el mismo aniversario del Milagro del Sol
en Fátima, la historia de la
Iglesia y del mundo fue profundamente cambiada por el más
pequeño de los eventos.
El Cardenal Liénart de Bégica tomó el micrófono en el
famoso incidente y exigió que los candidatos propuestos por la Curia Romana para
dirigir las comisiones de los borradores durante el Concilio fueran excluidos y
que se estableciera un nuevo estado de candidatos. Se accedió
a la demanda y la elección fue pospuesta.
Cuando finalmente se hizo la elección, los liberales fueron elegidos
para dirigir las altas comisiones conciliares – muchos de ellos de entre los
mismos “innovadores” decretados por el Papa Pío XII. Los esquemas tradicionales formulados para
el Concilio fueron desechados y el Concilio se inició literalmente sin una
agenda escrita, dejando el camino abierto para que documentos completamente
nuevos fueran escritos por los liberales. Es muy conocido y está
espléndidamente documentado que una camarilla de liberales periti (expertos)
y obispos procedieron luego a confiscar el Vaticano II con una agenda para
re-hacer la Iglesia
a su propia imagen a través de la implementación de una “nueva teología.’”[2] (p. 53)
TEÓLOGOS MODERNISTAS Y HEREJES DENTRO DEL CONCILIO VATICANO II HAN
LLEGADO A ALTAS POSICIONES EN LA JERARQUÍA
VATICANA CON “BENEDICTO XVI” QUE FUE “PERITUS” EN EL CONCILIO VATICANO II.
Dos de estos “teólogos fueron Hans
Küng y Edward Schillebeeckx. Según Chris Ferrara:
Fue Schillebeeckx quien escribió la crucial página 480 del estudio
crítico empleado por el “Grupo del Rhine”, los obispos quienes tenían que
coordinar su campaña de relaciones públicas en contra de todos los esquemas
completamente ortodoxos preparativos para el Concilio - los que llevaron al
abandono de todas las preparaciones meticulosas que se habían efectuado para el
Concilio. Después Schillebeeckx fue sujeto de una investigación por parte
del Vaticano en cuanto a sus injuriosas opiniones heterodoxas concernientes al
nacimiento de la Virgen ,
la institución de la
Eucaristía , la Resurrección , y el fundamento de la Iglesia.[3]
Los liberales en
el Vaticano II evitaron condenar los errores modernistas, el comunismo, y ellos
también sembraron deliberadamente ambigüedades en los textos del Concilio los
cuales intentaron aprovechar después del Concilio. El peritus
liberal del Concilio, el Padre Edward Schillebeeckx admitió que, “hemos
empleado frases ambiguas durante el Concilio y sabemos cómo las interpretaremos
posteriormente.”[4]
Monseñor Rudlolf
Bandas, un peritus en el Concilio, reconoció que fue un grave
error el haber permitido a sospechosos teólogos (como lo fueron Schillebeeckx y
Kung) (*) en el Vaticano II:
(*) Durante su Pontificado, el Papa Juan Pablo II
ordenó retirarle las credenciales que acreditaban a Hans Kung como “teólogo”
por su modernista “teología hereje”.
Sin duda el buen Papa Juan –Juan XXIII- pensó que estos teólogos
sospechosos rectificarían sus ideas y realizarían un auténtico servicio a la Iglesia. Pero
sucedió exactamente lo contrario. Apoyados por algunos de los Padres
Conciliares del ‘Rhine’, y a menudo actuando de una manera positivamente aburrida,
ellos se dieron vuelta y exclamaron: “Mirad, hemos sido nombrados expertos,
nuestras ideas quedan aprobadas”... Cuando yo entré el primer día de la
cuarta sesión a mi tribunal en el Concilio, el primer anuncio que provenía del
Secretario de Estado, fue el siguiente: “No será nombrado otro periti
más.” Pero era demasiado tarde. La gran confusión ya estaba en
función. Ya era aparente que no se permitirían el Concilio de Trento ni
del Vaticano II, ni ninguna encíclica para impedir así su avance.[5]
El Padre Paul
Kramer escribe:
En su libro Vatican II Revisited (El Vaticano II Revisitado), el Obispo Aloysius
J. Wycislo (un defensor extático de la revolución del Vaticano II)
declaró con frívolo entusiasmo que teólogos y hombres de letras bíblicas, que
habían sido puestos “bajo una nube” durante años emergieron como periti
(expertos teólogos que aconsejarían a los obispos durante el Concilio), y sus
libros y comentarios pos-Vaticano II se convirtieron en lecturas populares.[6]
Yves Congar, uno de los
artesanos de la reforma comentó con discreta satisfacción que “La Iglesia ha tenido,
pacíficamente, su revolución de Octubre.”[7] Congar también
admitió, como si fuese algo de qué estar orgulloso, que la Declaración
sobre Libertad Religiosa del Vaticano II es contrario al Syllabus
del Papa Pío IX. Dijo: “No puede negarse que la afirmación que el
Vaticano II hizo sobre la libertad religiosa en cuanto a lo material dice otra
cosa de lo dicho por el Syllabus de 1864, justamente lo opuesto a las
propuestas 16, 17 y 19 de este documento.”[8]
El Cardenal Suenens declaró que “el
Vaticano II es la
Revolución Francesa dentro de la Iglesia.”[9] El Cardenal
Suenens pudiese ser uno de los cardenales mencionados por Nuestra Señora de las
Rosas, quienes recibirían un gran castigo por su participación en la
destrucción de la Iglesia.
(Para más información…)
Documentos
del Vaticano II y sesiones
Tal como lo
declaramos arriba, el Padre Edward Schillebeeckx admitió, “hemos
empleado frases ambiguas durante el Concilio y sabemos cómo las interpretaremos
posteriormente.”[10] El New
York Times reconoció estas ambigüedades: “Los documentos del Concilio,
elaborados por los obispos y sus asesores teológicos durante cuatro sesiones de
dos meses cada una, llevadas a cabo durante cada otoño de 1962 a 1965, ofrecen más que
suficientes compromisos y ambigüedades para las interpretaciones conflictivas”.
El Padre Frank Poncelot escribe: “Nadie puede negar que existen ambigüedades en
los dieciséis documentos del Concilio. Se pueden citar equivocadamente
sus numerosos párrafos para demostrar o desaprobar muchas ideas y esto se hace
frecuentemente para respaldar esquemas liberales y engañosos.”11
El Cardenal Ratzinger – actual Benedicto
XVI- observó que los documentos de Vaticano II, especialmente Gaudium
et Spes, comprometía a un “contra syllabus” diseñado a “corregir(!)
... la posición de una única cara que adoptó la Iglesia bajo Pío IX y Pío
X,” y que estos documentos eran un “intento de una reconciliación
oficial con la nueva era que había sido inaugurada en 1789.” [11] También admitió
que Gaudium et Spes está permeada por el espíritu de Teilhard de Chardin.[12]
Teilhard de
Chardin sostuvo la “teoría del evolucionismo” como lo ha afirmado también
Benedicto XVI conforme se aprecia en la publicación de sus herejías.
Sin embargo, Nuestra Señor de las Rosas declaró que Teilhard de Chardin está
en el infierno:
"Muchos de Nuestro clero se han vuelto ciegos a través de su amor
por los placeres y riquezas mundanos. Muchos han aceptado un alma, una
vez alta como sacerdote. ¡Teilhard
está en el infierno! Él se quema para siempre por la
contaminación que propagó a través del mundo! Un hombre de Dios
(sacerdote) puede escoger como un instrumento humano, entrar al reino de
satanás. El hombre no desafiará las leyes de Dios sin ser castigado. Sois
una generación perversa, y llamáis la mano del castigo rápidamente sobre
vosotros." - Nuestra Señora, 18 de Marzo, 1973 (Para más información…)
En el Vaticano II,
el Cardenal Alfredo Ottaviani se estremeció al descubrir que una declaración,
que propone que las parejas casadas puedan determinar el número de sus hijos,
haya sido agregada sumariamente al texto de “La Santidad del Matrimonio y
la Familia ”
sin ni siquiera una discusión sobre su consistencia con las enseñanzas previas
de la Iglesia.
El Cardenal Ottaviani preguntó:
...ayer en el
Concilio debería haberse dicho que había dudas en cuanto a si se había tomado
una postura correcta sobre los principios que rigen el matrimonio. ¿No
significa esto que será dudada la infalibilidad de la Iglesia ? O, ¿no iluminaría
el Espíritu Santo con Su Iglesia, en los siglos pasados, las mentes sobre este
punto de la doctrina?[13]
SOBRE “EL ECUMENISMO” y ACLARACIONES TRASCENDENTALES
QUE TODO CATÓLICO Y SACERDOTE DEBE CONOCER, PUES “LA
MISA EN LATÍN” SIGUE VIGENTE
EN PLENO AÑO 2012 ¡Y POCOS LO SABEN!
La Misa Tradicional o Tridentina de San Pío V
El Padre Frank
Poncelot escribe:
El ecumenismo significa el
movimiento moderno hacia una unidad religiosa, pero ahora uno de los problemas
más serios es el falso ecumenismo debido a los elementos modernistas en la Iglesia , así como a los
teólogos modernos no autorizados que tratan de “regalar la tienda”. Los
dieciséis documentos del Concilio Vaticano II son largos y “con muchas
palabras”; muchas de sus secciones son ambiguas; no fueron hechos para hacer
cambios doctrinales sino, desafortunadamente, para abrir las puertas a cambios
que no se tenía la intención de hacer. Autorizó a comisiones a formarse y
más tarde se volvieron “de extremo abierto”, especialmente cuando se hizo
prevaleciente la espantosa palabra “opción” en la implementación del
Concilio. Estuvieron presentes más de 2000 obispos para todas las
sesiones, así como numerosos observadores (incluyendo personas no Católicas) y
los obispos periti. A pesar que hubo diez Comisiones del Concilio,
“la alianza liberal europea” (*), controlada principalmente por los obispos
alemanes y sus periti (*), rápidamente dominaron las sesiones y, con
mucho trabajo tras bambalinas, influyeron en la dirección tomada por las
comisiones que fueron formadas en las secuelas del Concilio. Estas comisiones
“implementaron” el Vaticano II y fueron responsables de interpretar las
recomendaciones del Concilio en sus aplicaciones prácticas y pastorales.
Esto es muy importante tomar en cuenta ya que la gran mayoría de los obispos
que estuvieron presentes nunca tuvieron la intención que resultara la mayoría
de las “implementaciones”, principalmente
el Novus Ordo (Nueva
Orden) de la Misa
– la Misa que
realmente fue promulgada en 1970.
(*) Nótese que son los
cardenales de la cuna natal del cardenal Joseph Karl Ratzinger Peintner, actual
Benedicto XVI, los que han impulsado la “teología de la Liberación ” de la
“corriente modernista”, de la
Alemania , y de la falange judía, los del Priorato de Sión que
han impulsado a la Comunidad Económica
Europea para que surja el Gobierno Mundial único del anticristo Maitreya. Ellos
están preparando con Maitreya el surjimiento de una iglesia sin el Eterno Sacrificio
y sibn la Presencia Real
de Jesús en la Eucaristía ,
por eso ya preparan el golpe final contra el Culto Eucarístico que es “la
supresión del Eterno Sacrificio” profetizado por Daniel (Caps. 7 a 11).
Irónicamente, el documento del cual provienen los cambios en la
liturgia, la Constitución
sobre la Sagrada
Liturgia – el primero de dieciséis documentos, es el
documento peor comprendido de la
Iglesia.
Hoy en día tenemos los
misales romanos casi en su mayoría en vernáculo, mientras que el documento del
Concilio contiene nada sobre la
Misa vernácula, únicamente que algunas de las partes de la Misa pueden usar el vernáculo
y ordenó que el idioma latín permaneciera en las partes esenciales de la Misa.
Una ironía adicional es que
la mayoría de los Católicos hoy en día consideran que la Misa en latín está prohibida,
cuando en realidad el Concilio prohibió lo opuesto – el uso exclusivo del
vernáculo.[14]
El cardenal John
Heenan de Westminster, uno de los participantes en el Vaticano II, explica en
su libro A Crown of Thorns (Una Corona de Espinas):
El tema que fue más debatido en su totalidad fue la reforma
litúrgica. Quizá sea más adecuado decir que los obispos estuvieron bajo
la impresión que la liturgia había sido discutida en su totalidad. En
retrospectiva, está claro que se les dio la oportunidad de discutir únicamente
los principios generales. Los cambios subsiguientes fueron más radicales que
aquellos que intencionó el Papa Juan y los obispos, que pasaron el decreto
sobre la liturgia. Su sermón al final de la primera sesión muestra que el
Papa Juan no sospechó lo que era planeado por los supuestos expertos litúrgicos.[15]
El experto
litúrgico, Monseñor Klaus Gamber, dice lo mismo en su libro, The Reform of
the Roman Liturgy (La
Reforma de la Liturgia Romana ), que
la nueva liturgia no hubiese sido tolerada en el Concilio:
Una de las declaraciones que podemos hacer con toda seguridad es que el
nuevo Ordo de la
Misa , el cual ha emergido ahora, no hubiese sido endosado por
la mayoría de los Padres del Concilio.[16]
Richard Cowden Guido informó que en el
Sínodo de los Obispos de 1985 muchos obispos estuvieron abiertamente
desilusionados con el Vaticano II:
Ningún católico serio negará que hubieron juicios errados en el
Concilio. Después del Sínodo de Obispos de 1985, fueron hechos
comentarios sorprendentes por los obispos que admitieron lo anterior antes de
irse de Roma. Un autor escribió, citando a otra fuente: “… sin
embargo, delicadamente en público y más cándidamente en privado, los padres del
sínodo reconocieron que el Vaticano II cometió dos errores masivos en su
juicio. El primero fue la vasta sobre – estimación de la solidez de las
enseñanzas y prácticas Católicas... el segundo error fue una ingenuidad
asombrosa sobre la naturaleza del mundo moderno.”[17]
El Vaticano II y el fracaso en condenar al comunismo, y su
fracaso en la dispersión sobre el modernismo y sus ingredientes “masónicos”.
El Vaticano II hasta falló en condenar
el comunismo. El Padre
Frank Poncelot escribe:
… El Vaticano II no fue convocado para suprimir una herejía o un
problema específico en la
Iglesia. Pasó por alto el mal del comunismo; pasó por alto la
dispersión del modernismo con sus ingredientes masónicos que condenó el Papa
San Pío X; y que no trató los problemas que muy probablemente
podrían causar los medios electrónicos para la Iglesia a nivel mundial.”[18]
El Padre Paul
Kramer informa que cientos de obispos intentaron condenar al comunismo en el
Concilio, pero su solicitud se “perdió” misteriosamente”:
Se “perdió”
misteriosamente la intervención escrita de los 450 Padres del Concilio en
contra del Comunismo, después de haber sido entregada a la Secretaría del
Concilio, y a los Padres del Concilio que se levantaron para denunciar el
Comunismo se les pidió que se sentaran y se callaran.[19]
En 1983 el
Arzobispo Marcel Lefebvre dijo en una conferencia en Long Island, Nueva York
que fue él mismo quien llevó las 450 firmas a la Secretaría del Concilio
en Vaticano II:
Y se les prometió a los comunistas que el comunismo no sería condenado
por la Iglesia
y que no se condenó en el Concilio. Yo mismo llevé las 450 firmas a la Secretaría del Concilio
para que se condene al comunismo. ¡Lo hice yo mismo! Cuatrocientos
cincuenta firmas de los obispos se engavetaron y se enterraron en el silencio,
mientras a veces se escuchaba la solicitud de un único obispo. En este
caso, fueron ignorados los 450 obispos. Se cerró la gaveta;
nos dijeron, no, no, no tenemos ningún conocimiento al respecto, no habrá
condena del comunismo. Y ellos
reemplazaron a los obispos anticomunistas: Cardenal Mindszenty por el
Cardenal Lekai, el Cardenal Beran en Checoslovaquia por el Cardenal Tomasec.
Lo mismo sucedió en Lituania y en Checoslovaquia, todos los obispos se hicieron
sacerdotes del movimiento de Paz, colaboradores del régimen comunista.
Usted puede leer en el libro titulado Moscow and the Vatican (Moscú
y el Vaticano) sobre cómo los sacerdotes lituanos le escribieron una carta
a sus obispos en la cual decían: “Hoy,
ya no entendemos. Anteriormente, nuestros obispos nos apoyaban en la
lucha contra el comunismo y murieron mártires; muchos todavía están en prisión,
otros están muertos martirizados porque nos apoyaron en contra de los
comunistas para poder cumplir con nuestros deberes de sacerdotes, y ahora
son ustedes los obispos que nos están condenando, son ustedes quienes nos dicen
que no tenemos el derecho de resistir, de cumplir con nuestro apostolado porque
es contrario a las leyes de comunismo, contrario al gobierno.[20]
A través del Tratado Vaticano – Moscú se efectuó la promesa hecha a los comunistas en cuanto a que el comunismo no sería condenado por el Vaticano II. Nuestra Señora de las Rosas dijo al respecto de este tratado:
Verónica – Nuestra
Señora sostiene un papel pergamino.
"Mira, hija Mía, lo que ha sido escrito aquí. ¿De adónde y cuándo se originó este pergamino de reconciliación con Rusia, firmado por muchos Cardenales? Oh, hija Mía, Mi Corazón sangra... El pergamino de papel contiene las palabras que establecieron el tratado entre el Vaticano y Rusia." (Nuestra Señora, 1 de Julio, 1985).
"Mira, hija Mía, lo que ha sido escrito aquí. ¿De adónde y cuándo se originó este pergamino de reconciliación con Rusia, firmado por muchos Cardenales? Oh, hija Mía, Mi Corazón sangra... El pergamino de papel contiene las palabras que establecieron el tratado entre el Vaticano y Rusia." (Nuestra Señora, 1 de Julio, 1985).
“Jesús” también habló sobre el tratado:
"Hija Mía e hijos Míos, recordad ahora, que os he pedido poneros en
contacto con el Santo Padre, Juan Pablo II, y decirle que él debe de rescindir
el Tratado, el Pacto hecho con Rusia; porque sólo de esa manera tendréis
verdadera paz.." (Jesús, 6 de Junio, 1987)
Vaticano
II: uno pastoral y no un Concilio dogmático
El Cardenal Ratzinger,
sínico y prepotente insulta al Arzobispo Lefebvre:
El tenebroso cardenal Joseph Karl Ratzinger que infiltró el modernismo
En la carta del Cardenal Ratzinger al
Arzobispo Lefebvre el 20 de Julio, 1983, declara que: “deberá notarse
que, debido a que los textos conciliares son de una autoridad variante,
no está prohibida la crítica de ciertas expresiones de ellos, de acuerdo a las
reglas generales de adhesión al Magisterio. Igualmente usted puede
expresar el deseo de una declaración o explicación a varios de los puntos... Personalmente usted
quizá no puede ver cómo son compatibles y, por lo tanto, le pide a la Santa Sede una explicación
(**).”
El mismo Papa Pablo VI también hizo un comentario similar: “Dado el carácter
pastoral del Concilio, evitó pronunciar de manera extraordinaria los dogmas
investidos con la otra de infalibilidad.”[21]
(**) Estas palabras de Ratzinger denotan un
claro insulto a la inteligencia del Arzobispo Lefebvre, como si fuese torpe
para entender los textos conciliares, cuando que el mismo Ratzinger está
declarando el 20 de Julio que “los textos conciliares son de una autoridad
variante”.
Al cierre del
Vaticano II, los obispos le preguntaron al Arzobispo Felici (en Secretario del
Concilio) sobre lo que los teólogos llamaron la “nota teológica” del Concilio.
Es decir, el “peso” doctrinal de las enseñanzas de Vaticano II. Felici
respondió: “Tenemos que distinguir de acuerdo a los esquemas y a los capítulos
que ya han sido sujetos de definiciones dogmáticas en el pasado; en cuanto a
las declaraciones que tienen un carácter nuevo, tenemos que hacer reservas.”[22]
En relación a los
cambios nuevos y a las decisiones imprudentes que resultaron después del
Vaticano II, Dietrich von Hildebrand, a quien el Papa Pío XII alabó como el
“Doctor de la Iglesia
del Siglo XX”, nos instruye diciendo:
En el caso de la autoridad
práctica, distinta a la teórica, que se refiere, claro está, a las ordenanzas
del Papa, no se ha prometido la protección del Espíritu Santo de la misma
manera. Las Ordenanzas pueden ser desafortunadas, mal concebidas y hasta
desastrosas, y han habido muchas así durante la historia de la Iglesia. Aquí
no cabe Roma locuta, causa finita. Los fieles no están obligados a considerar que todas las
ordenanzas son buenas y deseables. Las pueden lamentar y orar
para que sean retornadas; ciertamente, pueden trabajar, con todo el
respeto que se merece el Papa, por la eliminación de las mismas.
"El gran Concilio, el Concilio que ha traído
discordia, desunión y la pérdida de almas, el mayor hecho detrás de esta
destrucción fue debido a la falta de oración. Satanás se sentó dentro de
este Concilio, y él vio su ventaja." – San Miguel, 18
de Marzo, 1976
Para conocer a más detalle todo el Plan infernal para la Infiltración a la Iglesia y su demolición, le recomendamos ver la Serie de Documentos, Investigaciones y Mensajes titulado: ¡Cómo llegó 'el ladrón' a la Silla de Pedro! en el Blog de:
[1] Profesor James Daly de la Universidad de
McMaster, Ontario, The Catholic Register, 12 de Octubre, 1977.
[2] Nuestra Señora de las Rosas, habló de esta “nueva teología” en Su Mensaje en Bayside: "Yo te permití, hija Mía, estar plenamente al tanto ahora del mal en las instituciones de enseñanza dela Iglesia
de Mi Hijo. Una nueva teología de moral ha sido establecida entre
vosotros. ¡Y qué es sino una creación de satanás!” (Nuestra Señora, 31 de
Enero, 1976)
[3] Chris Ferrara, “The Third Secret of Fatima and the Post-Conciliar Debacle (El Tercer Secreto de Fátima y el Debacle Pos-Conciliar),” Parte 3.
[4] “Open Letter to Confused Catholics,” (Carta Abierta a Católicos Confundidos) Arzobispo Lefebvre, Kansas City, Angelus Press, 1992, p. 106.
[5] “Wanderer,” 31 de Agosto, 1967.
[6] El Muy Reverendo Aloysius Wycislo S.J., Vatican II Revisited, Reflections by One Who Was There, (Vaticano II Revisitado, Reflexiones por Uno Quien Estuvo Ahí) p. x, Alba House, Staten Island, New York; citado en The Devil’s Final Battle (La Batalla Final del
Demonio), p. 53.
[7] Yves Congar, O.P. citado por el Padre George de Nantes, CRC, no. 113, p.3.
[8] Cardenal Joseph Ratzinger, Principles of Catholic Theology (Principios dela Teología Católica ),
Ignatius Press: San Francisco (1987) p. 42.
[9] “Open Letter to Confused Catholics (Carta Abierta a Católicos Confundidos),” Arzobispo Lefebvre, Kansas City, Angelus Press, 1992, p. 100.
[10] “Open Letter to Confused Catholics (Carta Abierta a Católicos Confundidos),” Arzobispo Lefebvre, Kansas City, Angelus Press, 1992, p. 106.
[11] Cardenal Joseph Ratzinger, Principles of Catholic Theology (Principios dela Teología Católica ),
Ignatius Press: San Francisco (1987) pp. 381-382.
[12] Ibid., p. 334.
[13] Fr. R. M. Wiltgen, The Rhine Flows Into the Tiber (El Rhine Fluye hacia elTiber ), TAN Books and Publishers (1967).
[14] Fr. Frank Poncelot, Airwaves from Hell (Ondas Aéreas del Infierno), pp. 143-144.
[15] J. Heenan, A Crown of Thorns (Una Corona de Espinas), (London, 1974), p. 223; citado en la revista Latin Mass, Primavera 1996, p. 45.
[16]Mons . Klaus Gamber, The Reform of the
Roman Liturgy (La Reforma
de la Liturgia Romana ),
p. 61.
[17] Richard Cowden Guido, John Paul II and the Battle for Vatican II (Juan Pablo II yla
Batalla por el Vaticano II), Trinity Communications,
1986, el autor cita la revista National Review, Febrero, 1986; citado en
el libro del Padre Frank Poncelot, Airwaves from Hell (Ondas Aéreas del
Infierno), pp. 18.
[18] Padre Frank Poncelot, Airwaves from Hell (Ondas Aéreas del Infierno), p. 186.
[19] The Devil’s Final Battle (La
Batalla Final del Demonio), p. 52.
[20] Conferencia de Su Excelencia, Arzobispo Marcel Lefebvre, Long Island, Nueva York, 5 de Noviembre, 1983.
[21] Paul VI, Audiencia General el 12 de Enero, 1966.
[22] “Open Letter to Confused Catholics (Carta Abierta a los Católicos Confundidos),” Arzobispo Lefebvre, Kansas City, Angelus Press, 1992, p. 107.
[2] Nuestra Señora de las Rosas, habló de esta “nueva teología” en Su Mensaje en Bayside: "Yo te permití, hija Mía, estar plenamente al tanto ahora del mal en las instituciones de enseñanza de
[3] Chris Ferrara, “The Third Secret of Fatima and the Post-Conciliar Debacle (El Tercer Secreto de Fátima y el Debacle Pos-Conciliar),” Parte 3.
[4] “Open Letter to Confused Catholics,” (Carta Abierta a Católicos Confundidos) Arzobispo Lefebvre, Kansas City, Angelus Press, 1992, p. 106.
[5] “Wanderer,” 31 de Agosto, 1967.
[6] El Muy Reverendo Aloysius Wycislo S.J., Vatican II Revisited, Reflections by One Who Was There, (Vaticano II Revisitado, Reflexiones por Uno Quien Estuvo Ahí) p. x, Alba House, Staten Island, New York; citado en The Devil’s Final Battle (
[7] Yves Congar, O.P. citado por el Padre George de Nantes, CRC, no. 113, p.3.
[8] Cardenal Joseph Ratzinger, Principles of Catholic Theology (Principios de
[9] “Open Letter to Confused Catholics (Carta Abierta a Católicos Confundidos),” Arzobispo Lefebvre, Kansas City, Angelus Press, 1992, p. 100.
[10] “Open Letter to Confused Catholics (Carta Abierta a Católicos Confundidos),” Arzobispo Lefebvre, Kansas City, Angelus Press, 1992, p. 106.
[11] Cardenal Joseph Ratzinger, Principles of Catholic Theology (Principios de
[12] Ibid., p. 334.
[13] Fr. R. M. Wiltgen, The Rhine Flows Into the Tiber (El Rhine Fluye hacia el
[14] Fr. Frank Poncelot, Airwaves from Hell (Ondas Aéreas del Infierno), pp. 143-144.
[15] J. Heenan, A Crown of Thorns (Una Corona de Espinas), (London, 1974), p. 223; citado en la revista Latin Mass, Primavera 1996, p. 45.
[16]
[17] Richard Cowden Guido, John Paul II and the Battle for Vatican II (Juan Pablo II y
[18] Padre Frank Poncelot, Airwaves from Hell (Ondas Aéreas del Infierno), p. 186.
[19] The Devil’s Final Battle (
[20] Conferencia de Su Excelencia, Arzobispo Marcel Lefebvre, Long Island, Nueva York, 5 de Noviembre, 1983.
[21] Paul VI, Audiencia General el 12 de Enero, 1966.
[22] “Open Letter to Confused Catholics (Carta Abierta a los Católicos Confundidos),” Arzobispo Lefebvre, Kansas City, Angelus Press, 1992, p. 107.
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